Ritmo Imparable: no estás ni en el lugar, ni en el momento.
- pskarofernandez
- 23 abr
- 3 Min. de lectura

En el imaginario colectivo, el autocuidado suele asociarse a días de spa, masajes o escapadas a la piscina. Sin embargo, para quienes ejercen en el área de la salud—entre turnos interminables, sobrecargas emocionales y demandas familiares—este enfoque se queda corto. Esperar ese “momento perfecto” o condiciones ideales es, en muchas ocasiones, una ilusión que puede posponer el cuidado de uno mismo para un futuro incierto, y creamos la ilusión que cuando llegue ese fin de semana todo se pasará, sin embargo al regresar la sensación de bienestar dura un par de horas.
En el contexto sanitario, la falta de autocuidado no solo afecta a nivel personal, sino que puede derivar en burnout y en una desconexión con la vocación. Cambiar la cultura del sacrificio—que valora la entrega constante sin pausa—es fundamental para generar un entorno sostenible tanto para profesionales como para los pacientes. Adaptar tu autocuidado a la realidad de turnos extensos implica reconocer que, si bien el “momento perfecto” puede ser un espejismo, cada pequeño instante cuenta para conservar la energía y la pasión por tu labor.
La realidad es que el momento perfecto puede que nunca llegue. No siempre encontrarás un descanso prolongado, o pocos días libres en el calendario que además no calce con alguna celebración familiar. Por ello, el autocuidado debe deslocalizarse de la idea de esperar espacios o tiempos especiales. Se trata de incorporar pequeñas y prácticas acciones en esos instantes breves entre tareas, en la pausa de tres minutos para respirar o en el instante en que decides reconocer tu cansancio.
Este enfoque continuo y flexible permite cuidar de tí mismo incluso en medio de un turno intenso o al finalizar una jornada agotadora. El autocuidado no está reservado para los fines de semana o para ocasiones excepcionales: está en el presente, en cada interacción y en cada pequeño acto de reconocimiento hacia ti mismo.
Para transformar la forma en la que te cuidas, es fundamental contar con herramientas que se adapten a tu realidad laboral y emocional. Aquí te dejamos algunas ideas:
Reconoce y valida tus emociones: Dedica un momento, aunque sea breve, para identificar lo que sientes sin juzgarte. Reconocer el estrés o la fatiga es el primer paso para gestionarlos.
Establece límites claros: Aunque pueda resultar complicado, aprender a decir “no” o a delegar tareas es esencial. Recordar que proteger tu bienestar no es egoísmo, sino condición para seguir ofreciendo lo mejor de ti.
Crea microrutinas de regulación emocional: Prueba técnicas como la respiración consciente, breves estiramientos o movimientos que te permitan reconectar con el presente, incluso con tan solo 2 o 3 minutos.
Fomenta redes de apoyo: Comparte tus experiencias con colegas, establece momentos de supervisión o conversación horizontal en los que puedas expresarte libremente. Estas redes son fundamentales para evitar una sensación de aislamiento.
Comunica lo que experimentas: Hablar abiertamente de tus límites y necesidades ayuda a desdramatizar la presión de “tener que poder con todo”. Nombrar tus emociones puede ser el primer escalón para solicitar apoyo cuando sea necesario.
Practica la autocompasión: Recuerda que, al igual que cuidas a los demás, tú también mereces cuidados. Permítete reconocer tus ciclos, tiempos de descanso y necesidades personales, sin sentir culpa.
El momento perfecto se puede planificar y cumplir, sin embargo no siempre logra el “reseteo” esperado y tan significativo. Esta bien querer el spa, la piscina, los masajes, pero para que ese día, esa escapada, esas vacaciones realmente te ayuden a regenerar su sistem; lo esencial es transformar 3 minutos de pausa en un hábito que se integre de manera constante en tu rutina y, de esa forma, pequeños actos de autocuidado se convierten en la diferencia que te permite ofrecer un cuidado de calidad tanto a los demás como a ti mismo. Recuerda que cada acción, por diminuta que parezca, es una inversión en tu bienestar y en la atención que brindas, fortaleciendo tu capacidad para marcar la diferencia incluso en jornadas extensas donde el “momento perfecto” parece inalcanzable.
Te invitamos a compartir en los comentarios tus estrategias y experiencias para integrar el autocuidado en tu día a día, construyendo juntos una comunidad que reconoce que cuidarse no es un lujo, sino la base para poder cuidar de los demás.
¡Tu voz es fundamental y queremos saber de ti!
Equipo Quila
Catalina Solar
Karolina Fernández
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